¡Anormal de m***da! Aún recuerdo esa frase cuando me la gritaron en la oscuridad de la noche, en pleno bosque de sauzales cuando iba a meditar. Tenía 16 años en aquella época.
De acuerdo con la RAE “normal” significa que, “por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. Normal proviene de “norma”, de “ley”, o regla a la que un individuo deberá someterse para ser considerado en un grupo. Ser normal es carecer de diferencias relevantes con relación al colectivo al que pertenece.
“Nueva normalidad” es una expresión del ámbito de la economía y las finanzas acuñada para describir las nuevas condiciones financieras tras la crisis de 2008 y las secuelas de la Gran Recesión de ese año. (wikipedia)
Sobre la crisis mencionada Jeffrey Saut, jefe de inversiones estratégicas de Raymond James Financial, dijo algo muy significativo a la CNBC (Consumer News and Business Channel), uno de los canales de noticias de economía de EE. UU. más importantes. Allí el prestigioso analista afirmó sobre dicha crisis: "Un montón de movimientos equivocados de Hank Paulson y los Illuminati del país". (En 2008 Paulson era Secretario del Tesoro de Estados Unidos y miembro del Directorio de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional).
El censo de cuan dócil es el ser humano y los gobiernos, habría comenzado gracias a la “pandemia” que a gozado de una de las mayores y más importantes proyecciones mediáticas de la historia.
Antes de realizar este escrito, algo me dijo que el “Nuevo Orden Mundial” debía tener como cimiento una “Nueva Normalidad”, habiendo comenzado a instalarse esta en el planeta, por medio del testeo de las conductas sociales de la humanidad y la implementación de nuevas normativas, por ejemplo: el uso del tapabocas.
Un informe del Centro de Detección y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, así como otros países, recomendó el uso masivo del tapabocas en la vía pública para prevenir que los casos asintomáticos propaguen y contagien el virus a otras personas. Se instalaba de esta manera, una nueva palabra que, si bien ya existía, no era conocida por la mayoría de nosotros: “Asintomático”.
Una afección se considera asintomática si el paciente es un portador de una enfermedad o infección, pero no experimenta síntomas, por lo tanto, está enfermo aunque no lo sienta. Y la publicidad brotó a raudales por los medios de comunicación con la siguiente frase: “Usa tapabocas, nos cuidamos entre todos”, “cuídate, cuídame, usa tapabocas”.
De esta y otras maneras la pandemia dejaba de ser responsabilidad de los gobiernos y del sistema mercantil totalitario que la había creado, y pasaba a ser responsabilidad de los trabajadores que no podían mantener el aislamiento debido a la asechanza del hambre que se cernía sobre ellos por un sistema capitalista en jaque.
En Uruguay, mientras aumenta la cantidad de camas disponibles en caso de un eventual pico de infectados, la cuarentena se flexibiliza cada vez más. Esto me recordó a cuando se construían los hospitales de campaña, pues se sabía de antemano la incursión en terreno enemigo tendría consecuencias imprevistas.
“Cuídate, cuídame…” El asintomático, el enfermo sin saberlo es el responsable del no contagio, y si la responsabilidad no es suficiente, será él quien deba cargar con la culpa.
Hoy, en la era tecnocrática, el enfermo inconsciente, sin saberlo, es el portador del “pecado original” de antaño.
Antes, el pecado nacía con el ser recién nacido, siendo este inconsciente de ello. El único remedio (léase medicamento) para no caer en las llamas del infierno era pertenecer a la comunidad de la iglesia, ser liberado mediante el sacramento del bautismo, ser “normal”.
Hoy, la vacunación será la que nos salvará de la muerte, y nos permitirá pertenecer al rebaño, es decir, ser “normales”.
En este periodo histórico de la humanidad, el miedo sigue sostenido por la misma premisa: lo invisible. La diferencia estriba en que antes la causa del miedo eran las llamas del infierno, hoy cambió de forma y es llamado “virus”.
La “Nueva Normalidad” nos traerá, en la medida que lo permitamos, la imposición, la dominación de las fuerzas que pujan por el control del mundo en los diferentes planos de existencia. La subyugación al concepto de “Nueva Normalidad” podría, si lo permitimos, ser el inicio del fin de la sana y desinteresada espiritualidad, la que, al fin y al cabo, salvará al planeta.
Hoy, después de más de 30 años, sigo yendo a meditar al bosque de sauzales y me pregunto ¿Qué tan dóciles seremos los seres humanos?
¿Quieres saber más?:
Tel.: +59892325672
www.eduardoviglioni.com
Comments