Es contradictorio vivir en un sistema mercantil totalitario que pretende hacer de nosotros un empresario o individuo (aislado) autogestionado, pero al mismo tiempo, nos mantiene sujetos a lo manufacturado, en una dependencia que finalmente puede conducir a la peor de las muertes: la de la conciencia.
Una producción infinita en un sistema finito sumado a la desvinculación organísmica de nuestro planeta, solo nos aleja de la naturaleza y de nuestra naturaleza.
La desvinculación es tan profunda que nos creemos “sistemas” desconectados. Parece que hemos perdido la conciencia lentamente de que, para que un organismo exista, debe estar en relación con un medio ambiente que le permita su existencia. Yo soy, en la medida en que otros sean.
Reflejamos la concepción de lo dividido en diferentes ámbitos de nuestra cultura, en el lenguaje: “somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”, también en la búsqueda de la “media naranja” aludida en “El banquete de Platón”.
En lo urbanístico, vamos a estudiar a un edificio y a orar a otro, (también como si la espiritualidad estuviera por fuera de nuestro templo interior).
En las creencias: sostenemos teóricamente a la reencarnación como espíritus que desechan un abrigo y se ponen otro en mejores condiciones. (Ver nota 1)
En la salud: En la que una de sus acepciones etimológicas es “estar salvado”, para muchos es cuestión de suerte. Recuperar la salud “no depende de nosotros”, sino de la medicina que está por fuera de nosotros. Esto trae como consecuencia “la administración externa de la salud individual y colectiva”, y con ello, la puja de intereses corporativos por imponer su control y dominio.
Esta concepción es la base de un comportamiento que asesina lentamente a nuestro planeta arruinando la ecología exterior e interior, arrojamos los desechos de lo manufacturado a los bosques, al mar y al aire, pero también arrojamos basura, (el contenido de lo empaquetado) a nuestro cuerpo.
Formamos parte de un organismo multidimensional y nos estamos sacudiendo en procura de la supervivencia.
Un organismo es una organización compleja en la que actúan sistemas que lo relacionan internamente y con el medio ambiente. Intercambiamos materia y energía de una forma autorregulada, por ejemplo, el dióxido de carbono que exhalamos es aprovechado por los árboles, quienes liberan el oxígeno utilizado por nosotros, y así los ejemplos son innumerables.
Ya no es suficiente con “elegir de lo que hay”, ya no se trata de que las revoluciones sean “para que nos gobiernen mejor”, se trata de construir desde las bases, desde lo colectivo, desde un concepto de funcionamiento organísmico (multidimensional), donde somos todos responsables.
(Nota 1) Sobre la reencarnación, es contradictorio anhelar un retorno a la existencia tal cual la conocemos ahora (la permanencia del ego), en la medida en que la reencarnación obedece a la ley de evolución en la cual debería llegar el momento de la liberación final (moksha). Por lo tanto, lo anhelado debería ser no volver a reencarnar.
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