
El "ferro" es un punto emblemático del ferrocarril en San Ramón, donde las antiguas vías del tren cruzan el río Santa Lucía desde 1890, conectando los departamentos de Canelones y Florida en dirección de norte a sur.
Para quienes siguen de cerca al fenómeno OVNI en Uruguay, “el ferro” se encuentra en la zona de influencia del denominado “Valle de Los Espejos”, a unos dos kilómetros hacia el oeste del mencionado enclave.
Durante el año 1988, en el Valle de los Espejos, se registraron unas marcas peculiares en forma de herradura, junto con numerosos avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNI). Estos eventos hicieron de la zona un lugar significativo desde la perspectiva del estudio del fenómeno y del contacto extraterrestre.
El puente ferroviario, testigo del paso del tiempo, es una estructura metálica robusta, pero desgastada, con barandas de hierro herrumbrado que le confieren un aspecto envejecido y misterioso.
Los rieles, sostenidos por durmientes de madera, han sido atravesados por incontables locomotoras a lo largo de su historia. La maleza ha comenzado a ganar terreno en sus alrededores, mientras que la estructura misma se mantiene como un símbolo del pasado industrial de la localidad y el país.
A pesar de su estado, el puente sigue siendo un punto de interés para los aventureros, fotógrafos y amantes de la historia ferroviaria.

La combinación de su antigüedad, su ubicación sobre el río y su característico desgaste le otorgan un aire nostálgico y a la vez enigmático, algo que se acentuó aún más debido a una insólita experiencia vivida a inicios del año 2017.
En el siguiente relato los nombres serán cambiados para proteger la identidad de los involucrados.
El sol de la tarde se filtraba entre los árboles, dibujando figuras irregulares sobre los rieles oxidados. Lisbeth y su hijo Sam caminaban por aquel viejo puente ferroviario, un lugar que, aunque abandonado, tenía un extraño encanto. Sam, encontró divertido meterse entre los durmientes de madera y asomar su cabeza con una sonrisa amplia.
Las vías se unían a la distancia por detrás del niño, y sobre el puente, un semáforo ferroviario mecánico, trataba de llamar la atención sobre algo invisible a los ojos, algo que en ese momento estaba atento a los movimientos de la familia desprevenida.
En aquel momento Lisbeth, con su teléfono en mano, no dudó en capturar el momento. Tomó la fotografía rápidamente, sin prestar demasiada atención al fondo, donde se encontraba el semáforo. El lugar estaba vacío, solo se escuchaban el canto de los pájaros y el crujir de la madera bajo sus pies.
Los días pasaron y la imagen quedó guardada en la galería de su teléfono; este era un móvil de bajo costo pero que cumplía muy bien su función básica, permitir la comunicación de Lisbeth con sus familiares y conocidos.

Fue meses después, en una tarde cualquiera, cuando Lisbeth revisaba su teléfono y encontró aquella foto. Al principio, la vio con nostalgia, recordando aquel paseo con su hijo. Pero algo llamó su atención entrecortando su respiración.
Amplió la imagen con los dedos, enfocando el fondo de la vía. Allí, en la lejanía, una silueta oscura se alzaba en medio de los rieles casi en frente al semáforo mecánico del ferro.
No era una persona común. La figura era alta, demasiado delgada y en sus manos… sostenía algo: se trataba de un disco. Entonces Lisbeth sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Recordó con claridad que, cuando tomó la foto, el puente estaba vacío. Nadie más había estado allí. Sin embargo, aquella presencia se encontraba parada al final de la vía, como si hubiese estado observándolos en silencio. Sintió que el aire se volvía denso en la habitación.
Su mente intentó buscar explicaciones lógicas: ¿un reflejo? ¿una falla en la imagen? Pero en el fondo, una sensación inquietante la invadió. Algo le decía que lo que había capturado con su cámara no pertenecía a este mundo.
Desde ese día, Lisbeth nunca volvió a cruzar aquel puente. Ni siquiera quiso hablar mucho del tema. Pero cada vez que veía la foto, no podía evitar preguntarse…
¿Qué era aquel ser? ¿Por qué estaba allí?
Y lo más perturbador: ¿había estado observándolos todo el tiempo, sin que ellos lo notaran?
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