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Enoch: Crónica de un contacto extraterrestre

Actualizado: 3 sept 2023


En el Libro del Génesis se menciona el nombre de Henoch (Enoc o Enoch) en varios personajes bíblicos de dos genealogías, además, muchos autores judíos, cristianos y musulmanes, lo identifican con el profeta Idris y Hermes Trismegisto, como si se tratase de la misma persona.


Para el cristianismo el 3 de enero es su fecha de celebración y, precisamente hoy, hace 50 años, era canalizado el libro “Las claves de Henoch”, para preparar a la humanidad en la activación de acontecimientos en relación con “el retorno de la Hermandad a la Tierra” y la segunda venida del Cristo. (Las Claves de Henoch)


Los vigilantes.


Hace veinticinco mil años, dos grandes civilizaciones fueron enviadas en calidad de Guardianes y Vigilantes. Unos procedían de Orión y otros de las Pléyades. El jefe de los oriones, de aspecto reptiloide, se llamaba Satanel -no todos los oriones son de aspecto reptiloide, muchos de ellos son de aspecto humano-.


Hubo un momento en que Satanel consideró que la humanidad era impredecible, resultaba peligrosa y podía poner en peligro el orden establecido. Las actitudes de este Orión y de un grupo de sus seguidores llevó a la Confederación de Mundos a una tensión tal que se desató una verdadera guerra cósmica, cuyos ecos aún resuenan en esta parte del universo. Los disidentes fueron remitidos como deportados a la Tierra.


Aunque no todos los oriones participaron de la disidencia, a los que se mantuvieron fieles al Plan Cósmico y a la Hermandad Blanca del Universo se les reemplazó por seres de Sirio de la constelación de Can Mayor, quienes junto con los pleyadianos quedaron como Guardianes y Vigilantes.


La transgresión de los vigilantes


Una vez que los pleyadianos y los sirios se encargaron de la vigilancia del planeta, la influencia de Luzbel se dejó sentir nuevamente, esta vez sobre un grupo de doscientos pleyadianos del comando de Semiasas, para que transgredieran el orden, dejándose llevar por la sensualidad propia de un planeta paradisíaco y de vibraciones extrañas a ellos. Así, ellos cometieron una gravísima infracción al tener relaciones sexuales con los seres humanos de la Tierra, algo que estaba estrictamente prohibido por las graves consecuencias que pondrían en peligro, una vez más, la consecución del proyecto. Esto ocurrió en el Monte Hermón, cuya cumbre sirve como frontera entre Israel, el Líbano y Siria.


Los mestizos producto de esta relación son los que conocemos como los “atlantes”. La intención de los disidentes era poder reencarnar a través de los atlantes, pero el problema era que, al encarnar en la tierra, contraían amnesia debido a la densidad del plano.


El Libro de Henoch


¿Quién fue Henoch? A él se le atribuye el “Libro de Henoch” y se estima que fue escrito hace unos 200 años antes de Cristo. (A pesar de esto hay teorías que indican que pudo ser escrito por varios autores judíos). Henoch aparece en el génesis como hijo de Jared, descendiente de Set, hijo de Adán, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé. Este fue Henoch, quien “anduvo con Yahvé, y desapareció porque Yahvé se lo llevó”.


El Libro de Henoch es un escrito bíblico que forma parte de los escritos aceptados en la Biblia de los Setenta; la misma más tarde fue la base para conformar el Antiguo Testamento en el resto de las biblias cristianas. Aunque la Biblia de los Setenta es aceptada por la Iglesia Copta o egipcia y, por lo tanto, lo es también el Libro de Henoch, éste es considerado un texto apócrifo por las iglesias cristianas.


El Pacto del Monte Hermón


El Libro de Henoch describe a “200 ángeles” que aterrizan en el Monte Hermón entre la actual Siria, Líbano y la antigua Israel y se unen a las hijas de los hombres. Eran encabezados por un ser denominado Semiasas.


“Hagamos parejas con ellas y tengamos hijos” (Henoch, Libro de los Vigilantes 6:2)


Ante esta propuesta, el comandante Semiasas respondió que aquello era una locura porque eran ángeles (así los menciona el texto), aunque sabemos que eran en realidad cosmonautas pleyadianos y no debían unirse con los humanos.

Entonces Semiasas les dijo: “si ustedes lo hacen, Dios me culpará a mí porque soy el comandante y el responsable por los pecados de todos ustedes”. Entonces juramentaron involucrarse todos. A esto se le llamó “El Pacto del Monte Hermón”.

Ante esto, la Confederación intervino inmediatamente tratando de corregir el error de los Vigilantes, por lo que se esperó a que se produjeran los nacimientos de los mestizos. Estos fueron concentrados en un grupo de diez islas en el Océano Atlántico, la mayor de ellas llamada la isla de Undal y en donde sus padres extraterrestres se vieron comprometidos a educarlos, dando lugar a la legendaria civilización de los Atlantes.


Ellos enseñaron a sus hijos, producto del mestizaje, el presagio de las estrellas y las artes de la magia, entre otras. Uno de ellos fue Thot, el Atlante o Hermes Trismegisto, quien había impartido el conocimiento de la “Tabla esmeralda” y junto con ella El Poimandres, La Llave y Asclepios, y como consecuencia de estos tratados, “El Kybalión”.


Contacto en Paraúna, Brasil 2017.

El Kybalión es un documento de 1981 que resume las enseñanzas del hermetismo, también conocidas como los siete principios del hermetismo. Su autoría se atribuye a un grupo anónimo de personas autodenominados “Los Tres Iniciados”, aunque las bases del hermetismo se adjudican a Hermes Trismegisto, mencionado anteriormente.


Los seres extraterrestres, pertenecientes al universo material que fueron deportados a la tierra por la oposición al plan cósmico, no podían concebir ni aceptar un Universo Espiritual más allá del mental. La aceptación de esto significaba reconocer como válida la misión colectiva del ser humano originario del planeta Tierra y su posible éxito, que supone destrabar el proceso de evolución cósmico.


Una batalla cósmica


En definitiva, el texto sagrado mencionado, detalla las experiencias de Henoch y su contacto directo con los vigilantes extraterrestres, su transgresión y la posterior intercesión del patriarca bíblico ante las jerarquías para lograr el perdón hacia los disidentes.


En el año 2017, vivimos una experiencia de contacto en la región de Paraúna, Brasil, en la cual, a través del contacto con los guías extraterrestres, fuimos conducidos a un muro construido por remanentes lemurianos hace miles de años atrás. Esta construcción pétrea sería una suerte de antena lítica que nos permitió sintonizar con un periodo de la historia humana, en la cual el maestro del círculo (de Galilea) había impartido estas enseñanzas ocultas, siendo perseguido por los propios guardianes y vigilantes en una verdadera batalla cósmica. En este marco bélico cósmico, Henoch fue abducido debido a su profunda espiritualidad e influencia sobre los seres de la tierra y las estrellas.


No solo Henoch fue abducido, también Heliash fue llevado a los cielos de esta manera: “Mientras iban caminando y conversando, de pronto apareció un carro de fuego, tirado por caballos de fuego. Pasó entre los dos hombres (Heliash y Elíseo) y los separó, y Heliash fue llevado al cielo por un torbellino.” (2 Reyes 2:11)


¿Cuál fue la información velada en aquellos tiempos? ¿Qué intereses había para ocultarla? ¿De qué forma afecta esta información en la misión colectiva del ser humano? ¿De qué forma podemos aplicar este conocimiento en nuestra vida y misión?

¿Por qué llevó Dios a Henoch y Heliash? La Biblia no da la respuesta específicamente. Algunos piensan que fueron llevados en preparación para el cumplimiento de una misión en los últimos tiempos. Lo que sí sabemos es que, de alguna manera, siempre se los ha asociado al retorno del Cristo y a los dos testigos de Apocalipsis capítulo 11:3-12.


El cerro Uritorco está ubicado a unos pocos kilómetros del alojamiento donde pasaríamos los próximos cinco días. El origen de su nombre puede contener diversas acepciones, desde “cerro de los loros” o “cerro macho”, como lo distingue Guillermo A. Terrera en su libro “Antropología metafísica”.

En el mencionado texto, se expresa que en esta región del territorio argentino existiría una ciudad oculta llamada Erks, limitada por el “triángulo menor de fuerzas” conformado por un vértice ubicado en el cerro Calaguala, otro en las cercanías de la localidad de Serrezuela y un tercer vértice en el Cerro Colorado en la provincia de Córdoba. Más precisamente, la ciudad subterránea estaría al noroeste del mítico cerro Uritorco y en las faldas de Los Terrones, en las proximidades de las Sierras del Pajarillo.

Este cerro porta la historia de los habitantes originarios llamados peyorativamente comechingones, lo que diversos autores traducen como “habitante de las cuevas”. En realidad, ellos se denominaban a sí mismos los henia –quienes habitaban el norte– y los kamiare, –los moradores del sur–.

Se cree que el epíteto de comechingones les fue dado por sus conquistadores indoamericanos los sanavirones, oriundos del centro de lo que hoy es la provincia de Santiago del Estero. Estos habían conseguido expandirse en sus territorios, algo que había sido imposible para los Incas, lo que, sumado más tarde a la conquista española les dio la última estocada.

Al final, comprendería lo que subyace tras bambalinas entre una cultura dominante y depredadora frente a la cultura dominada que propicia el resguardo colectivo, algo que profundizaré más adelante.

En relación con su saber, ellos elaboraban herramientas de piedra, por ejemplo, hachas pulidas con las que creaban claros en el Bosque Serrano para fomentar el cultivo y el crecimiento de plantas silvestres con frutos comestibles. La historia nos dice que poseían un importante manejo de estas plantas para el sustento; los restos arqueológicos delatan la importancia que le daban a las actividades comunitarias, para las celebraciones y el aprovechamiento de los recursos silvestres, lo que nos habla de una comunidad que cuidaba a la naturaleza y que vivía en armonía con ella.

Este cuidado de las colectividades nativas hacia el medioambiente, del que también forman parte, no debería sorprendernos; nada de lo que le sucede a un individuo es ajeno de él y al mismo tiempo, lo que experimenta, afecta por lo menos a su comunidad y su hábitat.

La hipótesis Gaia expresa que nuestro planeta se comporta como un ser vivo con la propiedad de autorregularse, es decir ajustar su propia temperatura, la composición química de sus fluidos, la presión atmosférica en sus diferentes regiones, en fin.

Lo mismo sucede con los seres humanos, nosotros nos autorregulamos y a esto le llamamos homeostasis, que es la propiedad de nuestro organismo de mantener las condiciones internas estables, compensando los cambios del medioambiente con el intercambio regulado de materia y energía.

Si, los pueblos originarios de esta región de América, además de las etnias mencionadas, debieron haber sido testigos de las misteriosas luces del Uritorco desde siempre, ellas habrían iluminado a la distancia sus ceremoniales y sus rezos. Aunque algo de singular importancia sucedería en esta época, se despertaría a la espiritualidad de los cerros sagrados con mayor intensidad debido a un fenómeno extraordinario.

Varios testigos afirman haber visto un OVNI sobrevolar los cerros cercanos al Uritorco. El objeto volador no identificado imprimió en el pastizal de la colina una huella de 122 metros de largo por 64 metros de ancho en el Cerro el Pajarillo. Esto sucedía el 9 de enero de 1986 sellando a Capilla del Monte como un centro de referencia OVNI a nivel mundial, siendo el puntapié inicial de impresionantes historias esotéricas, acontecimientos sociales y económicos.

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