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Foto del escritorEduardo R. Viglioni

El enigma de Roncador

Antecedentes

La Sierra del Roncador es una cadena montañosa en Brasil que se extiende principalmente en el estado de Mato Grosso, aunque también alcanza partes de Goiás. Su longitud es de aproximadamente 800 a 900 kilómetros. Esta sierra comienza cerca de la ciudad de Barra do Garças y se extiende hacia el noreste en dirección al estado de Pará.


La región es conocida por su aislamiento, su biodiversidad y las leyendas que rodean a la zona, incluyendo historias de civilizaciones perdidas y fenómenos paranormales.


Una de las historias más conocidas es la misteriosa desaparición del Cnel Percy Harrison Fawcett, un explorador británico nacido en 1867, conocido por sus expediciones a esta región a principios del siglo XX. Fawcett se ganó la fama por su búsqueda de la legendaria ciudad perdida de "Z," que creía que existía en la selva amazónica del Mato Groso.


Las expediciones a la Sierra del Roncador en Brasil tienen su origen en una experiencia ocurrida en Capilla del Monte en 1999. Durante este evento, relacionado con la Hermandad Blanca, se propuso a los participantes aceptar el compromiso de trabajar en Brasil con el objetivo de activar una frecuencia vibratoria específica en la región.


La primera expedición a la Sierra del Roncador se realizó en el año 2000. Durante la preparación de este viaje, se presentó también la oportunidad de visitar Paraúna, otra localización de interés situada en el estado de Goiás, aproximadamente a 250 kilómetros lineales de la Sierra del Roncador, que se encuentra en el estado de Mato Grosso.


Paraúna ya contaba con un antecedente importante, ya que, en 1978, los grupos de la misión Rama habían realizado un viaje a esta región. En contraste, la expedición de 2000 sería la primera incursión de los grupos Rama en la Sierra del Roncador.


El propósito de las expediciones no se limitó a la exploración geográfica, sino que incluyó un trabajo de alineación energética entre tres retiros principales en América Latina: Paititi, en la selva amazónica peruana, Cueva de los Tayos, ubicada en Ecuador y finalmente Brasil, con entradas al mundo intraterrestre en Paraúna y Roncador.


Estas expediciones representaron un esfuerzo conjunto para conectar y activar energías en estos puntos clave de la región.


La expedición de 2024 está directamente relacionada con la realizada en 2023. Un grupo de trabajo, activo en Brasil y Uruguay, había intuido desde hace tiempo que su próximo destino sería Paititi, en la selva amazónica peruana.


Esta intuición se basaba en la expectativa de que, al cumplir ciertos objetivos en Brasil, se abriría la oportunidad de explorar Paititi.


En 2023, un grupo internacional con participantes de unos 10 países fue invitado a una expedición a Paititi. 


Durante esa expedición, mientras una parte del grupo trabajaba en Paititi y la otra en la Sierra del Roncador, se recibió un mensaje de guías extraterrestres indicando la necesidad de organizar una nueva expedición a Roncador en 2024.

Día uno: 31 de julio de 2024

A las 12:40 nos encontramos en un hotel de Goiania, capital del estado de Goiás, Brasil.


Una vez que cargamos las mochilas, decidimos que lugares ocupar para equilibrar lo mejor posible al vehículo de alquiler. Mientras tanto, tratábamos de convencer al GPS para que nos guiara directo a nuestro objetivo: la Sierra del Roncador.


No era la primera vez que el grupo expedicionario recorrería los misterios de la impresionante jungla encantada.


Dos de nosotros habíamos estado aquí hacia 24 años por primera vez y ahora, de la misma manera, también éramos 4 uruguayos recorriendo estas intrincadas selvas brasileñas; además, como si fuera una profecía lanzada por el destino en ese año 2000, el trayecto que recorreríamos sería el mismo: Paraúna – Roncador.

Si, claramente un ciclo se estaba cerrando para abrir la puerta a algo nuevo.


Como viene ocurriendo desde el comienzo, en Brasil trabajaríamos el retiro desde dos puntos diferentes, uno era en Paraúna y otro era la Sierra de Roncador. Esos dos puntos son dos entradas a un mismo retiro, uno trabaja el aspecto femenino y el otro el aspecto masculino.


El grupo venía impregnado de las energías del enclave Lemuriano de la Sierra de la Portaria en Parauna. Allí habíamos realizado junto a otros hermanos, importantes tareas además de concretar reveladores descubrimientos.


Por otra parte, dos símbolos nos habían sido entregados en meditaciones previas al viaje, un triángulo de puntas redondeadas en cuyo interior había otro similar, algo que ya había sido visto en otras expediciones al Paititi en Perú; y una T, en cuyo interior había otra T más pequeña, como las que abundan en la región de Tiahuanaco en Bolivia.


Al fin pudimos configurar el GPS y a las 13:30 comenzamos el recorrido a nuestro destino. 


El objetivo era sencillo y acorde a nuestras posibilidades, conectar la Sierra de la Portaría y su profunda energía femenina, con el Roncador, como el aspecto masculino de un mismo “organismo”. Pero ¿de qué se trataba eso? Lo definiremos más adelante.


Una vez vinculados ambos aspectos, esto permitiría el fluir de la información, la que nos ayudaría a comprender determinados procesos de la historia evolutiva humana.


Fue un viaje tranquilo y ameno, donde el tema recurrente giraba en torno a la falta de amortiguación del vehículo, la configuración del GPS y la esquiva conexión a internet. Esos eran nuestros “grandes problemas” que, más que causar preocupación, generaban espontáneas carcajadas.


Sin embargo, detrás de esas risas se escondía una verdad más profunda: la capacidad de enfrentar cualquier adversidad cuando se cuenta con el apoyo de amigos.


El camino que emprendíamos estaba guiado por un profundo autoconocimiento, un viaje que, a lo largo de más de treinta años, había revelado tanto las luces como las sombras de nuestras almas.


El tiempo nos había enseñado que la verdadera armonía no se establece al imponer nuestra voluntad sobre la selva, sobre los demás o sobre las circunstancias, sino que esta se crea cuando uno se conoce a sí mismo tan profundamente como al hermano que está nuestro lado. Este autoconocimiento colectivo sería la clave para alcanzar los mejores resultados, no estábamos improvisando sobre la marcha.


Era la noche cuando llegamos a la posada de Maurinho, para nosotros, el guardián físico del Roncador.


Él es una persona muy sabia y llena de vida. Ha enfrentado grandes desafíos, lo que le ha permitido encontrar un profundo significado de la existencia, vinculada a una espiritualidad natural e innata. Maurinho es una persona generosa, sociable y con un gran sentido del humor, pero sobre todo humilde.


Siempre se lo ve relajado y espontáneo, disfrutando de la compañía de quienes le rodean.


No fue mucho lo que conversamos esa noche, además de la siempre cálida bienvenida y la puesta en común, después de unos cuantos años de no visitar la sierra.


Exhaustos nos fuimos a descansar sin saber que ya estábamos siendo observados.


Esa madrugada, uno de nosotros pudo mirar a través de los cristales esmerilados de una ventana, dos luces a modo de resplandores. Estas parecían formar parte de un mismo objeto y se movieron de forma errática durante unos minutos.


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